Ubicado en el barrio de Leme, a pocos metros de la famosa playa de Copacabana, el Morro de Babilonia ha atraído desde siempre la atención de cariocas y extranjeros, precisamente por ser una montaña con una localización privilegiada dentro de la ciudad. En la actualidad el Morro está ocupado por las comunidades (favelas) Babilonia y Chapéu Mangueira, que llevan varios años pacificadas, lo que ha permitido que el camino hacia su cima se haya convertido en un importante atractivo turístico de Río.
Se tiene noticias de la importancia del Morro de Babilonia casi desde los primeros años de la llegada de los portugueses a Río de Janeiro. Este morro fue uno de los elegidos por los colonos para levantar una fortaleza que protegiera la entrada de la Bahía de Guanabara. Lamentablemente, en la actualidad no quedan rastros de esa primera fortificación hecha en el siglo XVII, pero lo que sí se puede ver todavía son los restos de algunos de los búnkeres que el ejército brasileño construyó en la parte alta del Morro de Babilonia, durante la Segunda Guerra Mundial, con la finalidad de proteger a la capital del país de posibles ataques nazis.
Con el tiempo, durante lo que se ha venido a conocer como el “proceso de favelización” de Río de Janeiro, el Morro de Babilonia fue ocupado por personas de escasos recursos que llegaban a la ciudad intentando abrirse camino. Durante este proceso el morro sufrió una permanente deforestación y fue presa de varios incendios, lo que terminó con la Mata Atlántica nativa (vegetación característica de las selvas tropicales) y dejó un morro desolado, sólo cubierto de tierra y hierba.
Afortunadamente, a partir de la década de los años ‘80 del siglo pasado, fueron los propios habitantes de las comunidades del morro, los que se dieron cuenta de la importancia de reforestarlo y se pusieron manos a la obra. En poco más de dos décadas el proyecto de reforestación del Morro de Babilonia dio sus frutos, 60 hectáreas fueron recuperadas y la naturaleza verde que fue su característica más destacada, volvió al morro, ganando para él, el sobrenombre de los “Jardines de Babilonia”, haciendo un guiño al nombre de los antiguos Jardines Colgantes de Babilonia, una de las 7 Maravillas del Mundo Antiguo.
La pacificación de las comunidades de Babilonia y Chapéu Mangueira, junto con la recuperación del entorno natural, trajeron como consecuencia la recuperación del sendero que sube a la cima del Morro de Babilonia, un camino que ahora está perfectamente marcado y en cuyo recorrido el caminante puede ver una gran variedad de aves, mariposas y hermosas flores como orquídeas y bromelias. Todo ello como preparativo a las impresionantes vistas que se tienen desde lo alto, que muestran una imagen muy diferente de Río de Janeiro, con el Pan de Azúcar tan cerca que casi se tiene la sensación de que es posible tocar sus bondinhos si se estira suficientemente la mano.
Son esas hermosas vistas que se tienen desde los 200 metros de altura del Morro de Babilonia, las que lo han hecho famoso. Los amantes del cine quizá recuerden la película del director francés Marcel Camus titulada “Orfeo Negro”. Rodada un 1959, la historia sitúa el mito griego de Orfeo y Eurícide en Río de Janeiro, justo en pleno Carnaval. En medio del frenesí de samba, bailes y alegría, surge un amor imposible con un fatídico desenlace. El filme también sirve para mostrar las condiciones de vida de la pequeña comunidad de Babilonia en los años ’50 así como lo que representaba para ellos el Carnaval y se vuelve un importante escaparate para la música más tradicional de Río de Janeiro, el samba y el Bossa Nova. “Orfeo Negro” fue premiada en el Festival de Cine de Cannes con la Palma de Oro y además ganó el Oscar como mejor película extranjera de ese año.
Como en el caso de Vidigal, la comunidad de Babilonia está abriéndose camino como un atractivo turístico más en Río de Janeiro. No sólo es visitada por locales y turistas que quieren subir hasta lo alto del morro para tener una perspectiva única y diferente de la Ciudad Maravillosa, sino que han surgido un importante número de establecimientos turísticos, en especial albergues y hostels que son cada día más solicitados por quienes quieren conocer desde dentro la forma de vida de estas comunidades. Hostales como Mar de Babilonia Hostel, Casa Babilonia o el pionero Babilonia Rio Hostel, han dado una nueva vida a la comunidad y al morro.
En cuanto al sendero que llega a la cima del Morro de Babilonia, es apto para todo el mundo ya que casi no tiene ninguna dificultad. Una vez arriba hay un enorme claro desde el que se tiene una perspectiva hermosa por un lado de todo el barrio de Copacabana y por el otro la playa Vermelha, el Morro de Urca y el Pan de Azúcar. Aunque gracias a que la comunidad está pacificada, se puede hacer el recorrido libremente, lo más aconsejable es contactar con los miembros de la CoopBabilonia, ellos cuentan con un servicio de guías que además de llevar a los visitantes a través del recorrido, les cuentan toda la historia del Morro de Babilonia y les explican cómo se llevó a cabo el proceso de reforestación en el que la cooperativa participó desde el principio.
Como pasa en muchas otras zonas de Río de Janeiro, parece imposible que sólo haya que recorrer unos pocos metros para alejarse del ruido y las prisas de la ciudad y verse envuelto por una espectacular selva tropical. Esta es otra de las muchas maravillas de esta ciudad única y sorprendente.
