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9 curiosidades sobre Río de Janeiro que muy pocos viajeros conocen

cristo-redentor alcanzado por un rayo curiosidades sobre Rio de Janeiro

Río de Janeiro es uno de los destinos turísticos soñados por todo viajero que se precie. La conocida con el apelativo de Ciudad Maravillosa alberga hermosas playas, una naturaleza impresionante y una gente llena de alegría y vitalidad contagiosa. Pero más allá de lo que se ve a simple vista, la ciudad tiene historias poco conocidas que contar y que vale la pena conocer.

Si estás pensando en cumplir ese sueño, te invitamos a conocer algunas curiosidades sobre Río de Janeiro que harán que veas la ciudad con otros ojos.

1. El nombre de Río de Janeiro se debe a un río que en realidad no existe

Según cuenta la historia, los portugueses al mando de Gaspar de Lemos, arribaron por primera vez a la bahía de Guanabara el 1º de enero de 1502, bautizando la zona con el nombre de “Río de Janeiro” lo que en español sería ‘Río de Enero’, haciendo alusión a la fecha de su descubrimiento.

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La tradición afirma que los primeros portugueses en llegar, confundieron la bahía con la desembocadura de un gran río y por eso la bautizaron con ese nombre. De ser esto así, entonces la ciudad debe su nombre a un gran río que en realidad no existe.

No obstante, aunque esta es la idea más aceptada, hay que decir que algunos estudiosos sostienen que en el idioma portugués del siglo XVI el término “río” o “ría” se utilizaba también para identificar a las bahías, por lo que en ese caso Río de Janeiro podría entenderse como “Bahía de Enero”, haciendo referencia a la gran bahía de Guanabara, un nombre que se adecuaría más a la realidad.

2. Los primeros en colonizar Río de Janeiro fueron los franceses

Si bien es cierto, los portugueses fueron los primeros en llegar a la bahía de Guanabara, hoy Río de Janeiro, ellos no se instalaron en la zona desde el comienzo sino que continuaron sus viajes de exploración.

Más de medio siglo después de la llegada de Gaspar de Lemos, en 1555 un grupo de franceses encabezados por el almirante Nicolás Durand de Villegagnon atravesaron el Atlántico en busca del “paraíso perdido” descrito por Sir Tomás Moro en su libro “Utopía”. Los franceses arribaron a la bahía de Guanabara y al ver su hermosura y exuberancia concluyeron que habían encontrado lo que buscaban y fundaron allí lo que llamaron la “Francia Antártica”.

La colonia, apoyada por el rey de Francia, se convirtió en refugio para los Hugonotes (protestantes franceses) que eran perseguidos en Europa por la Contra-Reforma religiosa, pero también en punto estratégico en las Américas y en importante enclave comercial que proveía a Francia de plumas, pieles, aves exóticas, madera, etc. Fue precisamente debido a esos beneficios comerciales que los portugueses pusieron atención nuevamente en la bahía de Guanabara y decidieron recuperarla para Portugal.

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La Francia Antártica, la primera colonia europea en Río de Janeiro, duró tan sólo 12 años y después de meses de lucha, la bahía fue tomada por los portugueses en enero de 1567. Pero hasta hoy queda un simbólico recuerdo de su existencia gracias a la pequeña isla llamada Villegagnon, donde los franceses levantaron hace casi cinco siglos su primera fortificación.

3. El terreno que encontraron los portugueses en nada se parece al que se puede ver hoy

Aunque es evidente que la ciudad de Río de Janeiro se levanta prácticamente en medio de una enorme selva tropical, también conocida como Mata Atlántica, el terreno de las zonas urbanas que hoy conocemos, empezando por el mismo centro histórico, no se parece en nada a lo que vieron los primeros portugueses que se instalaron en la ciudad.

Se podría decir que el terreno ubicado en las márgenes de la bahía de Guanabara era prácticamente inhabitable. Se trataba en su mayoría de tierras pantanosas, llenas de manglares, ensenadas y lagunas, que se inundaban con facilidad en época de lluvias y salpicadas de morros (pequeñas montañas) por todas partes. Para crear una ciudad habitable, los portugueses arrasaron con muchos de esos morros y con ese material rellenaron lagunas y pantanos. Uno de los morros más emblemáticos, que ya no existe más, fue el Morro del Castillo (originalmente Morro del Descanso) donde se levantó una de las primeras ciudadelas de los portugueses.

4. Río de Janeiro fue por unos años una capital Europea

Esta es una de las curiosidades sobre Río de Janeiro menos conocidas fuera de Brasil. En 1808, el rey de Portugal, escapando de la invasión de napoleónica, se trasladó junto con todas su corte a Brasil y se instaló en Río de Janeiro. La presencia de la Corte y de todas sus instituciones convirtió a Río en la capital del imperio Portugués y por tanto en la única capital europea que se encontraba fuera de Europa.

Este hecho cambió el estatus y la vida de la ciudad para siempre. Al instituirse como la capital del reino, se instalaron en Río de Janeiro importantes instituciones económicas y culturales como la Biblioteca Nacional, el Jardín Botánico, el Banco Nacional, la Casa de la Moneda y la Junta General de Comercio. Además se crearon importantes universidades y centros de enseñanza, lo que contribuyó al desarrollo de la ciudad.

Río de Janeiro fue capital de un reino europeo hasta 1821, cuando João VI fue obligado a volver a Portugal.

5. Río de Janeiro posee la única iglesia americana donde se ha coronado a un rey

En el momento del exilio de la corona portuguesa a Brasil, don Juan de Braganza tenía la condición de Príncipe Regente y gobernaba en nombre de su madre, la reina María I de Portugal. A la muerte de la reina, Juan de Braganza fue coronado como el rey João VI y la ceremonia se realizó en  la iglesia Nossa Senhora do Carmo da Antiga Sé, iglesia que hasta hoy conserva su antiguo esplendor.

Además de acoger la ceremonia de coronación de un rey europeo, en esta iglesia también se celebró la boda del príncipe heredero Pedro de Braganza (futuro rey Pedro I) con María Leopoldina de Austria, convirtiéndose así en la única iglesia americana dónde se ha coronado a un rey y se ha casado a un príncipe.

6. Río de Janeiro posee el record mundial de haber organizado el partido de fútbol con más espectadores de la historia

Otra de las curiosidades sobre Río de Janeiro tiene que ver, como no podía ser de otra manera, con su amor por el fútbol. El mundial de fútbol de 2014 no ha sido el primero que se celebra en Brasil, ya en 1950 el país acogió la Copa del Mundo y la gran final se jugó en Río de Janeiro, en el recién inaugurado estadio Maracaná. En ese momento las reglas de la FIFA no eran tan exigentes en cuanto a comodidad y seguridad como lo son en la actualidad y el 16 de julio de 1950, la gran final entre Brasil y Uruguay fue presenciada nada menos que por 173.850 espectadores, muchos de los cuales se apiñaban de pie en el estadio. Tristemente todos esos aficionados vieron como su equipo era derrotado en el último momento por Uruguay, naciendo así el término “maracanazo”, para referirse a esa dura derrota en casa.

Esta cifra de asistentes a un partido de fútbol es un record mundial que difícilmente se superará, en especial si tomamos en cuenta que en la actualidad no se permite que un estadio acoja a un número tan elevado de asistentes y mucho menos que no tengan asientos para todos. De hecho, para el Mundial de Fútbol de 2014, el estadio Maracaná fue modernizado y adaptado a las normas de la FIFA, teniendo actualmente una capacidad total máxima de 78.838 espectadores.

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7. Sólo son Cariocas los habitantes de la ciudad de Río de Janeiro

El gentilicio de “carioca” es mundialmente conocido, pero en la mayoría de los casos no se utiliza adecuadamente. Quizá debido a que por muchos años Río de Janeiro fue la capital de Brasil o porque es la ciudad más famosa del país, se ha popularizado el término carioca para referirse casi a cualquier persona o cosa que sea brasileño: “música carioca”, “comida carioca”, “alegría carioca” o sencillamente “los cariocas” para hacer referencia a su gente. Pero a pesar de ser lo más común, no es lo correcto.

En estricto rigor sólo son Cariocas aquellas personas que han nacido o viven en la ciudad de Río de Janeiro, ni siquiera en todo el Estado de Río de Janeiro y por tanto tampoco los demás brasileños. Las personas que son del Estado de Río, pero de otras ciudades como por ejemplo Niteroi o Petrópolis, son “Fluminenses.” En conclusión, aunque todos los Cariocas son Fluminenses, no todos los Fluminenses son Cariocas, ni tampoco el resto de los brasileños.

Por cierto, el término no proviene del idioma portugués, sino del tupí-guaraní, el idioma de los nativos originaros de la bahía de Guanabara. Está compuesto por las palabras “kari” que significa hombre blanco y “oca” que significa casa. Cuenta la historia que los nativos utilizaban la palabra “karioca” para referirse a la casa de uno de los primeros pobladores portugueses de la bahía (“casa del hombre blanco”) y que más tarde se utilizó también para nombrar a un río que pasaba cerca y que actualmente ya no existe, hasta convertirse en un gentilicio que se usa para todo lo relacionado con la ciudad de Río de Janeiro.

8. La estatua del Cristo Redentor es alcanzada por un rayo varias veces al año

Sin duda, una de las principales características de un clima tropical, como el de Río de Janeiro, es su elevado nivel de humedad y precipitaciones. No es raro que en la ciudad se desaten fuertes tormentas acompañadas de rayos y truenos durante casi cualquier época del año.

La ubicación del Cristo Redentor en la cima del morro del Corcovado convierte a la estatua en un blanco perfecto para recibir descargas eléctricas. Por supuesto, el Cristo cuenta con un buen sistema de pararrayos, no obstante ha demostrado no ser suficiente y cada año la estatua sufre entre dos y cuatro impactos directos que la dañan generalmente en los brazos, manos y cabeza, lo que obliga a que se tengan que efectuar reparaciones constantemente.

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9. El Festival de Rock in Río no siempre se celebra en Río de Janeiro

Rock in Río es uno de los festivales de música más famosos del mundo y en sus tres décadas de existencia ha sido escenario de las mayores estrellas del rock. Sin embargo, aunque nació en Río de Janeiro en el año 2004 cruzó sus fronteras y se ha realizado, con el mismo nombre, en Lisboa, Madrid y Las Vegas y la expectativa es que siga creciendo y llegando a más ciudades del mundo, siempre con el mismo nombre y formato.

Aunque el festival no se ha detenido en 30 años, en dos ocasiones no tuvo sede en la Ciudad Maravillosa por diez años consecutivos, entre 1991-2001 y 2001-2011. Afortunadamente, en la actualidad parece que ha vuelto a su ciudad de origen para quedarse.