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5 bares en Río de Janeiro que encarnan el espíritu de un pueblo

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Cuando visitamos una ciudad, generalmente nos preocupamos por conocer sus monumentos, sus museos y sus más famosas atracciones turísticas, pero otra forma de descubrirla, quizá más íntimamente, más real, es a través de cocina y de sus bares y restaurantes más tradicionales, aquellos a los que los locales gustan de ir.

A cada paso y en cada barrio hay cientos de bares tradicionales, conocidos como botecos, pero hay algunos que son especiales y entran en la categoría de Bares Patrimoniales en Río de Janeiro, lugares con varias décadas de existencia que han sido reconocidos como parte del patrimonio cultural de la ciudad y que encarnan el espíritu de sus gentes. Visitar alguno de estos bares tombados (como se les conoce en portugués) es entrar en el verdadero corazón carioca.

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Bar Brasil

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Fue inaugurado en 1907 por una pareja de austriacos con el nombre de Bar Zeppelin en uno de los puntos más bohemios del barrio de Lapa. Durante la Segunda Guerra Mundial el Zeppelin cambió de nombre por Bar Brasil, ya que en ese momento cualquier cosa que pareciera referencia a Alemania era mal vista. Al parecer el nuevo nombre fue bien recibido y el bar ganó en fama y en clientes.

Con los años, la propiedad del Bar Brasil cambió de manos y pasó a poder del español José Riveiro y de su hijo Gustavo, que es quien se encarga de administrarlo y cuidar que siga manteniendo el mismo espíritu familiar con el que fue fundado. Además, a pesar del cambio de dueños el Bar Brasil sigue manteniendo su carta de comida alemana y hay quienes afirman que este es el mejor restaurante alemán de Río de Janeiro.

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Entre las especialidades del Bar Brasil está el Kassler (costillas de cerdo ahumadas)  que se sirve con arroz y lentejas o patatas y chucrute, el codillo de cerdo, las salchichas blancas y el salchichón. Por supuesto todo acompañado de cerveza fría al estilo alemán y carioca.

Otro de los atractivos de este bar patrimonial es su decoración, suelos de madera, ventilador de techo, reloj de pared, congelador forrado en madera y varios otros elementos antiguos, hacen que los clientes se transporten al Lapa de inicios del siglo XX, cuando artistas y bohemios eran clientes asiduos del Bar Brasil.

Dirección: Avenida Mem de Sá, 90 – Lapa


Adega Pérola

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Este bar, ubicado en Copacabana, fue fundado en 1957 por una familia portuguesa y atendió a sus fieles clientes hasta 2010 cuando murió Antonio, el último de sus dueños. Pero el lugar se había vuelto toda una institución en el barrio y en la ciudad, así que tres de los que fueran sus trabajadores se unieron decididos a no dejar que desapareciera.

El Adega Pérola (que se podría traducir como Bodega Perla) es uno de los bares en Rio de Janeiro con más historias que contar, frente a él estaba el Teatro Opinião, que congregaba a los artistas de la llamada “contra cultura” como Nelson Cavaquinho. Todos ellos se pasaban el día entero en el bar, en especial los lunes cuando se hacían las famosas rodas de samba.

Pero lo que ha hecho famoso este bar son sus 70 variedades de petiscos (aperitivos o raciones) que se exhiben en sus vitrinas, ningún otro bar en Río de Janeiro ofrece tantas alternativas. Entre ellas destacan los Rollmops (enrollados de sardina cruda) que al parecer tienen el poder de curar cualquier resaca, el bacalao, el pulpo a la vinagreta, el salmón ahumado, la Pérola do Mar (vieira, pulpo, camarón y mejillones) y la salchicha de avestruz.

Este bar, elevado con razón a la categoría de patrimonial, es uno de los preferidos por quienes viven y trabajan en sus alrededores, muchos de ellos clientes habituales desde hace décadas, que se refugian aquí después de un día de trabajo para compartir con amigos y relajarse en un entorno casi familiar.

Dirección: Rua Siqueira Campos, 138 – Copacabana


Casa Villarino

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Fundada por españoles en 1953 en una zona estratégica del Centro de Río, donde en ese entonces tenían su sede las principales emisoras de radio y periódicos del estado, la Casa Villarino, es una mezcla entre restaurante, bar y almacén de alimentos que se convirtió rápidamente en referencia de músicos, intelectuales, poetas y periodistas que, después del trabajo se reunían entre sus mesas para beber buen whisky y ponerse al día sobre la actualidad.

Muchos músicos importantes frecuentaron el local, que se convirtió en una de las cunas del Bossa Nova. Una de las anécdotas más destacadas es que fue en Casa Villarino donde, en el verano de 1956, el periodista Lúcio Rangel presentó a su amigo Vinicius de Moraes, que había llegado hacía poco de París y buscaba a alguien que pusiera música a su pieza teatral Orfeu da Conceição, al pianista Tom Jobim. Nació así una de las alianzas artísticas de más éxito de la época, de la que surgirían varias de las composiciones más importantes de la música brasileña.

Fueron tantos los personajes que frecuentaban este bar que en una de sus paredes se podían leer estrofas de “Aquarela do Brasil” de Ary Barroso, ver diseños de Pancetti y Di Cavalcanti, caricaturas de Antonio Maria y hasta poemas de Pablo Neruda. Desafortunadamente y tal vez porque nadie previó la fama que esos hombres llegarían a alcanzar, la pared fue pintada una y otra vez durante años, haciendo imposible su restauración. Hoy en ese lugar, hay una fotografía ampliada donde es posible adivinar algunos trazos hechos por los singulares clientes y reconocer a varios de ellos.

Aunque esos artistas ya no están, Casa Villarino sigue siendo uno de los bares en Río de Janeiro preferidos por generaciones. No es difícil ver a familias enteras, abuelos, padres e hijos frecuentando asiduamente el local y convirtiéndose en parte de su historia.

Dirección: Av. Calógeras, 6 Loja B esquina Av. Presidente Wilson – Centro


Armazém São Thiago

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El edificio, que está en la esquina de las calles Aurea y Monte Alegre en Santa Teresa data de 1875 y el Armazém São Thiago funciona allí desde 1919 sin aparentemente haber sufrido ningún cambio, así que al entrar la primera sensación es la de haber retrocedido en el tiempo.

Su fundador, un español llegado a principios de siglo a Brasil, arrendó en 1917 parte de la casa donde funcionaba un almacén que vendía grano, alimentos variados y vinos importados (pulpería o ultramarinos). Poco después adquirió el local entero y lo bautizó como Armazém São Thiago (Almacén Santiago) en homenaje a la ciudad española de Santiago de Compostela.

El bar también es conocido como Bar do Gomes, por José Gomez Cantorna, sobrino del fundador y uno de sus administradores durante décadas. Cuenta la tradición que en la puerta había una placa que rezaba: “Peço por gentileza, se vieres beber que seja o mais breve possíve” (Pido por favor que si viene a beber, que sea lo más rápido posible), aunque a pesar de ello muchas veces los dueños se veían obligados a echar a los clientes.

Aunque parezca que el Armazém São Thiago se ha quedado inmóvil en el tiempo, en el año 2003 fue completamente restaurado, pero en lugar de darle una imagen de modernidad, todo se hizo valiéndose de fotografías antiguas, para devolverle al local la misma imagen que tuvo en sus primeros años. Todos los muebles, máquinas y detalles de la decoración son originales, así que la sensación de viaje en el tiempo es inevitable.

El Armazém São Thiago es uno de los bares en Rio de Janeiro catalogado como patrimonial, forma parte de la historia del barrio de Santa Teresa y de la vida de sus habitantes. Aquí todos se conocen, clientes y camareros se llaman por su nombre, así que es un lugar único para internarse en el verdadero corazón carioca.

Dirección: Rua Aurea, 26 – Santa Teresa


Bar do Adonis

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Los amantes de las cervezas heladas bien tiradas (chops) o chopes gelados como se llaman en portugués, conocen bien el Bar do Adonis en el barrio de Benfica, que funciona en la misma esquina desde 1952. Sus cervezas y sus bolinhos de bacalhau (croquetas de bacalao) son tan famosos que habitantes de la zona sur de Río y turistas no se resisten a probarlos.

El bar do Adoni, llamado así en honor al dios griego de la belleza, pertenece a una familia de portugueses que a lo largo de tres generaciones ha ofrecido lo mejor de la comida de Portugal, es especial los platos a base de bacalao. Pero la carta también ofrece otras opciones de carnes, pastas y pollos, todo con un toque de comida casera que encanta a quienes lo frecuentan.

En cuanto a su famosa cerveza fría, el secreto está en su serpentina, un conducto de 90 metros cubierto de hielo por el que pasa la bebida desde el barril hasta el vaso, consiguiendo así servir la cerveza más fría que se pueda imaginar.

El ambiente del Adonis es sencillo y sin pretensiones, pero gracias a la buena calidad de su comida, su cerveza helada y sobre todo al trato familiar que brindan todos los que allí trabajan, el bar puede enorgullecerse de contar con clientes que llevan más de 30 años yendo semana tras semana, lo que le ha merecido el título de Patrimonio Cultural Carioca.

Dirección: Rua São Luiz Gonzaga, 2.156 Loja A – Benfica

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