
Río de Janeiro, una gran urbe que hasta hace poco era capital del país, ha pasado por innumerables cambios a lo largo de su historia. El aumento de su población, el desmantelamiento de muchos de sus morros, así como la gran cantidad de terreno ganado al mar gracias a formidables obras como el Aterro de Flamengo, han cambiado paulatinamente la cara de la ciudad y este proceso no parece que vaya a detenerse.
Durante los últimos años, impulsada por grandes eventos como la Copa del Mundo de Fútbol 2014 y las Olimpiadas de Rio 2016, la capital carioca ha iniciado un maratónico proceso de modernización y quizá una de las zonas más tradicionales que notará el cambio será el barrio de Gamboa.
La zona de Gamboa, junto con Saúde y el puerto de Río de Janeiro, están emergiendo con fuerza después del largo período de olvido y decadencia en el que estuvo sumida la zona portuaria. El nuevo plan urbanístico denominado Porto Maravilha pretende reestructurar toda la bahía, revitalizando una zona llena de galpones al igual que lo hicieron en su día ciudades como Nueva York, Barcelona y Buenos Aires (Puerto Madero).
Hay que recordar que la historia del barrio de Gamboa se remonta a la fundación de la ciudad y está íntimamente ligada a la trata de los esclavos que llegaban desde África, para ser vendidos a lo largo de todo el país. Entre 1500 y 1850, más de diez millones de personas fueron capturadas en África para ser vendidas como esclavos y casi la mitad de ellos desembarcaron en Brasil para cubrir la enorme necesidad de mano de obra para el trabajo en los ingenios azucareros, haciendas cafetaleras y en las minas de oro y diamantes, especialmente en la región de Minas Gerais.
El puerto de Río de Janeiro se convirtió entonces, en un punto estratégico para el desembarque de los navíos cargados de esclavos que luego eran vendidos en lo que hoy es la Plaza XV. Debido al crecimiento de esta rentable actividad comercial que originó una gran falta de espacio para levantar galpones donde amontonar a los negros que esperaban ser vendidos, el mercado de esclavos se mudó a lo que se conocía como la región de Volongo, que comprendía Gamboa, Saúde y Santo Cristo, produciéndose entonces allí una proliferación de almacenes y trapiches.

El barrio de Gamboa se convirtió en centro estratégico del comercio de esclavos, que eran expuestos y vendidos en lo que hoy se conoce como Pedra do Sal, un lugar hoy por hoy emblemático ya que fue precisamente aquí donde nació la samba y donde se realiza una de las rodas de samba más representativas de todo Río de Janeiro.
Fue en Gamboa, donde en 1996 se hizo uno de los más importantes descubrimientos arqueológicos relacionados con el mercado de esclavos. Bajo una casa colonial construida en el siglo XVIII (Rua Pedro Ernesto, 36) se encontró un cementerio de esclavos donde se enterraban a los negros llegados de África que no resistían el viaje y morían antes de ser vendidos. Este cementerio, conocido como el Cementerio dos Pretos Novos (Cementerio de los Negros Nuevos), se ha convertido en un importante sitio arqueológico y en la antigua casona funciona hoy el Centro Cultural dos Pretos Novos que cuenta con una galería de arte y cuya misión es recuperar la memoria histórica de esa triste y oscura parte de la historia de Río de Janeiro y de todo Brasil.
El Centro Cultural organiza visitas guiadas por el barrio de Gamboa, para dar a conocer todo lo que significó la esclavitud en esta parte de la ciudad que según, se cree, está construida en su totalidad sobre los restos de los esclavos que morían al poco de llegar al puerto.
Las últimas décadas del siglo XX fueron años duros para el barrio de Gamboa y toda la zona portuaria, ya que las antiguas casonas coloniales cayeron en un lento abandono. La población de Río de Janeiro aumentaba y con ella los problemas de tráfico, así que como solución se levantó en la zona la monstruosa autovía elevada llamada Perimetral, degradando aún más el puerto y sus alrededores y ocasionando que se perdiera gran parte de su valor patrimonial.
Afortunadamente las cosas han cambiado y la zona del puerto se transforma con miras a convertirse en una de las partes más modernas de la ciudad, donde el arte, la historia y el turismo se den la mano.
La autovía Perimetral desaparece y gran parte de las obras de revitalización ya pueden verse terminadas, por ejemplo el Museo de Arte de Río (MAR), con su innovadora arquitectura que ha conseguido armonizar lo clásico con lo moderno y se ha convertido en uno de los puntos culturales más grandes de la ciudad. Junto con el MAR está el renovado Pier Mauá, la Terminal Internacional de Cruceros que es la puerta de entrada para los turistas que llegan a Río de Janeiro en decenas de barcos cada año y que se ha convertido en sede de eventos culturales y grandes espectáculos.
Pero posiblemente una de las mayores obras que ha transformado el barrio de Gamboa y sus aledaños sea el Museo del Mañana, una futurista construcción firmada por el arquitecto español Santiago Calatraba, dedicada a la Ciencia y que trata temas como el cambio climático y la protección del planeta. Una obra con un diseño único que aspira a convertirse en icono de la ciudad y ser la sorprendente imagen de presentación para todos los que llegan a Río de Janeiro por mar.