Brasil, un país tan bello como su gente, lleno de naturaleza deslumbrante, playas de ensueño, grandes ciudades cosmopolitas, cultura milenaria y mucha, mucha fiesta. Visitar Brasil es el sueño de muchos, y es que este país lo tiene todo. En tu paso por Brasil, es imprescindible visitar al menos las dos ciudades más turísticas: São Paulo y Río de Janeiro, la ciudad que alberga a una de las 7 Maravillas del Mundo Moderno, el Cristo Redentor, y la fiesta más grande del mundo, el Carnaval de Río.
Esta vez queremos mostrarte lo mejor que puedes hacer al aire libre en Río de Janeiro, pues esta ciudad es, probablemente, la que tiene el clima más agradable durante todo el año. En Río prima el calor, incluso en invierno, entre junio y septiembre, cuando las temperaturas no bajan de los 19 °C, rondando, por lo general, los 23 °C.
El clima más agradable lo puedes disfrutar entre mayo y septiembre, pues los demás meses hay más probabilidades de lluvia o alguna tormenta tropical, y el calor puede ser muy intenso, llegando a pasar los 35 °C. Sin embargo, las actividades al aire libre no cesan y se pueden disfrutar todo el año.
Tus maletas, mochilas o bolsos ahora no son un impedimento para salir a disfrutar de la ciudad, pues sabemos que cargar equipaje, sumado al calor intenso, puede hacer de tu experiencia en Río, una no muy placentera. Para tu suerte, existen consignas de equipaje en Río, donde puedes dejar tus pertenencias por el tiempo que desees, sin importar el tamaño o cantidad, a solo un clic de distancia. Disfruta de Río sin complicaciones.
A continuación, te mostramos las mejores cosas que hacer en Río de Janeiro al aire libre, que te van a encantar. ¡Toma nota!
Pan de Azúcar
Visita uno de los lugares más bellos de la ciudad. Sube en teleférico o ve a pie desde Praia Vermelha a Morro da Urca, distráete tomando algunas fotos desde el Mirador Maria Ercília, disfruta una caipiriña en sus restaurantes o compra suvenires en las tiendas, para luego continuar con un segundo teleférico hasta la cima del cerro Pan de Azúcar, que se encuentra a 396 m sobre el nivel del mar. El teleférico ha sido visitado por más de 50 millones de personas. ¡Es imperdible!
Una de las historias sobre el origen de este singular nombre es que, durante el apogeo de la producción de la caña de azúcar, entre los siglos XVI y XVIII, los productores almacenaban aquí los bloques de azúcar en moldes para que fueran exportados. También se dice que el nombre deriva de la forma del cerro: un terrón de azúcar. Lo que sí es seguro es que disfrutarás de las mejores vistas panorámicas de la ciudad y la bahía.
Cristo Redentor
Dentro del Parque Nacional de Tijuca conocerás el orgullo de la ciudad y de Brasil. Sube a lo más alto del cerro Corcovado para conocer una de las 7 Maravillas del Mundo Moderno y tener una deslumbrante vista panorámica de la ciudad. Esta escultura de Jesús de Nazaret de brazos abiertos, también conocida como Cristo del Corcovado, es la más grande y famosa del estilo Art Decó, del mundo.
La escultura se encuentra a 770 m sobre el nivel del mar, puedes llegar a él, a pie, subiendo sus 220 escalones, en coche, furgoneta o en tren, esta última, es probablemente la opción más tranquila y agradable.
Ipanema
Nada como disfrutar de la playa en un día caluroso carioca. Al fin y al cabo, Brasil es sinónimo de playas paradisiacas. La famosa Playa de Ipanema, ofrece en sus 2 km de arena blanca, vistas exuberantes de los grandes edificios de la ciudad, aguas tranquilas, siendo una de las playas más seguras para bañarse, y zonas para surfear y hacer deporte. Ideal para disfrutar del sol y el agua.
Este barrio es uno de los más exclusivos, por lo que encontrarás galerías de arte, hoteles, tiendas y restaurantes de lujo. Además, es la playa más popular entre la comunidad LGBT+, pues en la calle Farme de Amoedo verás desplegadas las banderas de la comunidad, encontrarás lugares gay friendly y muchas actividades.
Esta es la playa que debes visitar sin falta para tomar la foto de postal con la ciudad de fondo. Para disfrutar aún más del ambiente, no olvides escuchar la famosa canción inspirada en esta playa:“Garota de Ipanema” (Chica de Ipanema) de Tom Jobim y Vinicius de Morais.
Copacabana
Visita uno de los barrios más animados de Río de Janeiro: Copacabana. Disfruta de la playa y las vistas de la ciudad, los cerros frondosos y la gente animada que convierte el ambiente en una fiesta las 24 horas. En esta playa, conocida también como Princesinha do Mar, para los brasileros, podrás ver los atardeceres más bonitos. La oferta de actividades es infinita: conciertos al aire libre, actividades deportivas, como el voleibol de playa y la capoeira, y una vibrante vida nocturna.
Imperdible visitar la zona en año nuevo, pues El Reveillon, es la fiesta más importante de Río de Janeiro, donde más de 2 millones de personas reciben el año nuevo en una de las fiestas más relevantes y celebradas del país.
Otras atracciones
Visita la ciudad en febrero para ser parte del Carnaval de Río de Janeiro, el carnaval más grande del mundo, con más de 2 millones de personas en las calles cada día. ¡Mucha samba, fiesta y caipiriña!
Puedes tomar un tour a la favela más grande de Latinoamérica, Rocinha, o tomar un tour a pie por los barrios de la ciudad, donde conocerás el centro, y podrás fotografiarte en uno de los lugares más icónicos: la colorida Escalera de Selarón, un símbolo de la ciudad.
Pedra Do Telégrafo, en el Parque Estatal Pedra Branca, es imperdible para los amantes de la fotografía, y es que este lugar, muy instagrameable, es una roca en la que te puedes sentar, parar de manos, o simular que te cuelgas o que te estás cayendo, creando una ilusión óptica, cuando en realidad estás muy cerca del suelo. A sus 345 m sobre en nivel del mar verás la ciudad en su esplendor.
No puedes dejar de visitar lugares a las afueras de la ciudad. Visita Ilha Grande, conocida como el caribe brasileño por sus exóticas playas. ¡Lopes Mendes es de las más bellas! Para llegar a esta isla es necesario tomar un bus a una localidad cercana, de preferencia Mangaratiba, Conceição de Jacareí o Angra dos Reis, en menos de 3 horas, para así tomar un barco hasta la isla.